19 de Junio del 2025
Análisis de Survival Kids - SWITCH 2
El juego de Konami navega con una propuesta familiar y cooperativa que llega a buen puerto, aunque sea arriba de una tortuga.
Una saga que sobrevive
En todo lanzamiento de consola tenemos un puñado de juegos de terceros que logran estar disponibles día uno, ya sea por arreglos comerciales, amiguismo o pura casualidad.
Para algunos productos puede ser una bendición, consiguiendo ventas que de otra manera quizás no obtendrían. Pero también una maldición que puede relegarlos al olvido, tapados por todo lo que saldrá para la consola de allí en adelante.
No creo que sea el caso de Survival Kids, el título con el que Konami decidió acompañar el lanzamiento de la Nintendo Switch 2, una consola cuyo mayor argumento de venta es ser más potente que la anterior.
Los propios desarrolladores de Konami desempolvaron el Unity, pusieron manos a la obra y crearon una aventura para toda la familia que, lejos de tratar de destacarse por su potencial gráfico, aprovecha los recursos de la consola en otros aspectos.
No es mi primer naufragio
Antes de entrar en detalle, vamos a repasar un poco la historia de la saga. Comenzamos con Survival Kids (1999) para Game Boy Color, uno de los primeros ejemplos de juegos de supervivencia como hoy los conocemos. Tocaba preocuparse por mantener vivo a nuestro personaje naufragado en una isla desierta, buscando comida, elaborando herramientas y resolviendo acertijos a través de los misterios ahí presentes.
A esto le siguió una rápida secuela en el 2000, y luego de un hiato de cinco años, la saga resurgió renombrada como Lost in Blue para Nintendo DS, donde tuvo tres entregas a cargo de Matrix Software, con gráficos más realistas y un tono serio.
En 2008 Hudson Soft agarró la posta y sacó Lost in Blue: Shipwrecked para Wii, con un entorno en 3D y recuperando cierta estética de la entrega original. Sin mucho éxito, la saga se llamó a silencio durante 17 años, hasta el lanzamiento que nos reúne acá.
El mito de la tortuga
Se puede decir que Konami le encontró la vuelta a la saga, virando hacia un enfoque apto para toda edad. En esta entrega, controlamos un grupo de niños que, siguiendo un misterioso mapa antiguo, enfrentan una tormenta salvaje y terminan naufragando en la espalda de una tortuga. Para escapar, debemos elaborar ciertas construcciones que nos permitan el paso, como puentes, enredaderas y trampolines.
También vamos a armar artefactos como cañas y abanicos con los que podemos interactuar con el ambiente para resolver desafíos. Algunas actividades, como trepar muy alto o desenterrar objetos pesados, requieren de que tengamos una cierta cantidad de energía, que podemos aumentar cocinando alimentos en la olla de nuestro campamento móvil, desde frutas salvajes hasta nuestra pesca del día.
Para construir, nos valemos de los recursos que hallamos en la isla. Por ejemplo, si el puente requiere troncos y lianas podemos talar un árbol, cortarlo y obtener todos los materiales en el mismo lugar. Otras fabricaciones requieren de ciertos elementos específicos que suelen estar desperdigados en la isla, como restos de barcos o piezas de mecanismos.
Si exploramos todos los recovecos de la isla podemos toparnos incluso con objetos secretos, como glifos para revelar ahí mismo o reliquias que debemos arrastrar hasta el campamento para conservarlas.
Una vez que completamos los desafíos y logramos escapar, nos encontramos con ¡otra isla en la espalda de una tortuga! Y así iremos de quelonio en quelonio a lo largo de nueve islas hasta alcanzar el escenario final.
El juego cuenta con un sistema de estrellas que obtenemos al completar las islas, una por cada récord de tiempo que superemos, y una por cada reliquia encontrada. Parecen algo complementario, pero son la única manera de desbloquear la isla final. Un requisito que no es necesario para desbloquear las anteriores y lo hace un poco chocante por toda la vuelta atrás que requiere.
Una familia a la deriva
Survival Kids está pensado lisa y llanamente para ser jugado en familia, y se puede apreciar desde el apartado gráfico hasta la escasa dificultad para completarlo. El único castigo por equivocarnos es reiniciar cerquita de donde nos habíamos quedado. No hay situación en la que nos podamos quedar sin materiales o energía, no hay enemigos terribles ni nada que requiera de mucha complejidad.
Esto lo hace perfecto para compartir el control con los más pequeños o, incluso, para relajarse una tarde en pareja sin preocuparse demasiado. Si bien se puede jugar de forma individual, está claramente pensado para que juguemos a pantalla dividida con otra persona de forma local. Puede resultar un poco incómodo el manejo de cámara al principio pero es cuestión de acostumbrarse. Si un jugador quisiese salir de la partida, no es instantáneo, toca volver al menú (un poco incómodo), pero no hay problema porque al regresar a la isla no se va a haber perdido prácticamente nada del progreso. No es realmente necesario que ambos jugadores estén activos, en realidad, para avanzar. Esto lo hace ideal si jugamos con niños.
También cuenta con multijugador online donde hasta cuatro personas pueden superar una isla juntas, pero hay que aclarar que se trata de conexión privada. Es decir que no podemos jugar con extraños, sino que tienen que ser nuestros amigos. Tampoco tiene detección de partidas, sino que alguien debe crear una y pasar el código al resto.
Una función añadida que sorprende es la posibilidad de hacer Gameshare con otra consola o incluso con el modelo anterior de Nintendo Switch. Esto permite que otro jugador se conecte a la partida de forma remota sin necesidad de que tenga su propia copia del juego. Lo probamos con resultados exitosos, aunque teniendo en cuenta que al funcionar por streaming, la imagen del juego en la Nintendo Switch original se nota un poco borrosa, como si estuviéramos viendo un gameplay en Youtube. Sin embargo en cuanto a performance no tuvimos nada de lag, además que permite que cada jugador mire a su propia pantalla. No será la mejor manera de jugarlo, pero hey ¡es una manera!
Conclusiones
Survival Kids es un noble intento de Konami de revivir una saga dormida abrazada a un tronco flotando en el océano de la nostalgia. Pero lo hace de una manera inesperada, virando hacia un contenido más familiar y casual. No es una propuesta demandante a nivel gráfico pero aprovecha otros aspectos de la consola como el juego cooperativo (recordemos que la Switch viene de base con dos controles), el online y hasta el Gameshare. Al bloquear su última pantalla detrás de una petición exagerada de estrellas entorpece su rejugabilidad (que termina convirtiéndose en backtracking) pero las islas pueden encontrar nueva vida en las partidas online o adonde sea que llevemos la consola y haya niños. Es un retorno tímido pero eficaz de una saga que podría beneficiarse de una secuela con mayor contenido e innovación.
Lo mejor
· Diversión para toda la familia.
· Relajante y sencillo de jugar.
· Cooperativo local y online (con sesión privada).
· Aprovecha las funcionalidades de la consola.
Lo peor
· Poco contenido.
· Poca rejugabilidad.
· No poder salir y entrar jugadores sin pasar por el menú.
· El backtracking para poder jugar la última isla.
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