Las aventuras felinas vuelven en modo pirata para dar cierre a una sólida y divertida trilogía.
Recuerdo muy bien cuando se lanzó el primer Cat Quest allá por 2017, sobre todo porque fue uno de los indies que me habían quedado pendientes en ese año. Porque sí, cualquier producto protagonizado por gatos merece mínimamente nuestra atención, y si encima te adentran en una aventura estilo Zelda clásico, las dudas se reducen de 0 a -100. Increíblemente no fue hasta este mismísimo año que finalmente pude poner mis almohadillas en Cat Quest, un poco a propósito ya que sabía que se venía la conclusión parcial de la saga. Y lo pude disfrutar gracias a que tanto la primera entrega como su secuela están en PlayStation Plus, por lo que si te llaman la atención y estás suscripto, te recomiendo probarlos.
El juego original es bastante enviciante, ya que mantiene una fórmula de ritmo y recompensa casi desde el primer minuto. Si bien presenta una jugabilidad dentro de todo sencilla, es inevitable no sentirte altamente satisfecho cada vez que subís un nivel, terminás una misión, conseguís nuevo equipo, etc. Cat Quest está pensado para que lo empieces y difícilmente puedas dejarlo hasta terminarlo, y más teniendo en cuenta que no se trata de un juego tan largo. Así fue que me ocurrió a mi. Por supuesto, hay que remarcar que su dificultad no es demasiado elevada, e incluso te avisan cuando no tenés el nivel necesario para cada dungeon, lo cual hace que el paseo sea muy ameno y casi sin trabas.
La saga demostró una gran evolución con su secuela, mejorando en todos los sentidos, y quizás entre ésta y el título que nos trae hoy no haya una diferencia tan abrupta, pero no hay dudas de que los tres brindan una experiencia divertida, con elementos típicos del género de rol, misiones secundarias para los que quieran completar todo, acción simple pero que no defrauda, y realmente una aventura de esas que podés aprovechar para relajarte después de un día largo (uno no siempre está en el mood de algo hardcore o frenético, claro está).
Ahora bien, aunque se han pasado rápido, fueron cinco años los que se tomaron nuestros queridos gatos para regresar a las andanzas. Y esta vez vienen disfrazados de Piratas del Miauribe, ya que todo estará ambientado como una aventura pirata, desde la navegación en barco, la recolección de tesoros, la exploración de cavernas, los diseños de los enemigos, etc. Por supuesto, hay un gran contenido argumental y personajes carismáticos, y aunque no considero que sea el punto fuerte del viaje, todo resulta muy simpático y llevadero.
Los combates han ido evolucionando, y aunque se siguen manteniendo intactos los botones de arriba del mando para equipar cuatro magias a nuestra elección, ahora tenemos el cambio de arma cuerpo a cuerpo a arsenal de fuego con un botón. Quizás al principio es raro que no haya un comando para cada tipo de ataque y ya, pero es fácil adaptarse y pronto estaremos haciendo una de las cosas más divertidas de Cat Quest: encadenar todo nuestro huracán de ataques contra un enemigo duro y dejarlo en ridículo. Sí, realmente es divino aprender a utilizar bien todas nuestras habilidades, ya que aunque nuevamente es un juego bastante accesible en cuanto a dificultad, pueden aparecer enemigos pesados o para los cuales aún no tenemos el nivel suficiente.
Desde el primer momento tendremos un mundo abierto para explorar, y al principio sí que me sentí un poco apabullado (en el buen sentido). Cuando comenzás la aventura a pie, parece que ya la primera isla es de tamaño colosal, con el plus de que todo el tiempo te encontrás misiones, cofres o lugares con enemigos duros y que claramente tenés que dejar para más tarde. Una vez que obtengamos el barco, nos daremos cuenta de que realmente no es un globo interminable, sino que se puede recorrer de principio a fin bastante rápido. Personalmente creo que sus dimensiones son perfectas, no veo necesario armar un escenario gigantesco cuando no es eso lo que ha hecho popular a la saga.
Y, hablando de los barcos, si, obvio que hay combates navales. Al igual que las peleas a pie, resultan ser enfrentamientos sencillos, pero con la particularidad de que el barco se puede ir mejorando, agregando updates a los cañones o la salud. Y, también como ocurre a pata, si te cruzás con un navío más poderoso te va a destrozar sin piedad.
Nuevamente he quedado satisfecho. De hecho, encuentro a Cat Quest III como el tipo de juego ideal para quien busca algo no demasiado largo, con un estilo artístico muy bonito y música acorde, que se pueda jugar en cooperativo con un amigo si lo desean, que sea directo y en constante acción, que tenga sidequests divertidas y que valen la pena para seguir mejorando al personaje, y que éste se pueda personalizar a fondo. Y si encima te gusta la temática pirata, te va a enganchar aún más.
Conclusiones
Cat Quest III: Pirates of the Purribean es un muy buen cierre para una trilogía que encontró su fórmula y supo mejorarla con cada entrega. Si ya disfrutaste de los anteriores, probablemente te vuelvas a divertir con esta aventura de piratas, y si nunca probaste la saga, no necesitás conocimiento previo para ir directo a este juego que, sin dudas, es el más pulido de los tres.
Lo mejor
· Mantiene la fórmula que lo hizo popular y a su vez mejora en cada aspecto.
· Se puede disfrutar de a dos en cooperativo.
· Todo el tiempo sos recompensado y tu personaje está en constante evolución, lo cual es un vicio.
· El mundo tiene el tamaño adecuado, y las sidequests no defraudan.
Lo peor
· Y si, es bastante fácil si venís de experiencias más hardcore, pero disfrutable al fin.
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