Análisis de Blasphemous - PS4

Cuando vi el primer tráiler del juego de The Game Kitchen, supe que tenía que jugarlo sí o sí. La vibra oscura y la estética profana eran un atractivo que no podía dejar pasar como asiduo jugador de Dark Souls y de todo lo que quiera poner From Software en mi plato. Y es que era inevitable pensar que había mucha inspiración en estos juegos para Blasphemous. Pero, como buena desarolladora española, The Game Kitchen dio una pequeña vuelta de tuerca que hace a este título tremendamente interesante desde el arte y el guión: está totalmente basado en la tradición cristiana española (y por lo tanto, en lo que llegó a Latinoamérica). Esa tradición antigua de pena, culpa y castigo, que ya de por sí es bastante perturbadora, se sube al nivel 11 con los hermosos-horribles diseños de Blasphemous. Y como si los monstruos inspirados en las torturas inquisitoriales, los mártires y los santos deformes no fuesen suficientes, mucha de la historia y trasfondo del juego la vamos conociendo, al mejor estilo Dark Souls, mediante las descripciones de los varios ítems que recogemos en la aventura. Todos tienen algo para decir. Todos te dejan un sabor incómodo.La historia de Blasphemous se desarrolla en Cvstodia, una tierra sumergida en la adoración, y donde parece haber más iglesias que habitantes. En esta región “santa” se manifiesta El Milagro, un poder sobrenatural enviado a esta tierra por la Gran Voluntad. Y si, muchos entendemos por “milagro” como algo mágico, extraño, pero bueno. El tema es que para la religión de Cvstodia, la fe se manifiesta mediante actos de contricción, castigo y reconocimiento de culpa. Y es por eso que el retorcido Milagro ofrece a los más devotos recompensas que son peor que la muerte, y a los pecadores los convierte en las innumerables y monstruosas existencias que recorren el país.En esta tierra asediada por deformes criaturas, y donde los humanos cada vez son menos, El Penitente inicia su camino. Último miembro de una orden de monjes guerreros con voto de silencio, que fue aniquilada por razones desconocidas, El Penitente toma la Espada de la Culpa y se lanza a exterminar a estas criaturas, que no sabemos muy bien si son profanas o santas... o una mezcla de ambas. ¿La razón de su búsqueda? Solo lo sabremos al final.

Pero por muy interesante y terrorífico que sea el mundo, sin una jugabilidad acorde no vamos a lograr mucho. Por suerte, Blasphemous destaca mucho en este aspecto también. En esencia, Blasphemous es un plataformero estilo metroidvania, con un mundo bastante grande y que va a proporcionar una buena cantidad de horas de juego. Y bastante difícil también, aunque no demasiado frustrante.

La mecánica más interesante es la de la culpa. El Penitente tiene dos barras a su disposición, una de vida, como siempre; y otra de fervor, que sirve para ejecutar milagros (ataques poderosos y divinos). El tema es que cada vez que El Penitente muere, deja tras de sí algo de culpa por no poder cumplir su misión, y dejar culpa quiere decir que nuestra barra de fervor se reduce. Y con cada muerte se reduce más, haciendo que un juego complicado pase a ser extremadamente difícil. Las únicas dos formas de recuperar fervor son volviendo al lugar en que morimos (y donde sigue estando la causa de nuestra muerte) y blanquear la culpa. El problema es que, al ser acumulativo, si el personaje sigue muriendo, vamos a tener mucha más culpa que rescatar, y no hay nada peor que un mapa lleno de puntos rojos a recuperar si queremos seguir avanzando en el juego. La otra forma es confesar tus pecados en una estatua confesionario. Pero éstas son escasas, y si querés obtener el mejor final, no siempre van a estar disponibles.El otro agregado excelente a la jugabilidad, esta vez desde el aspecto del combate, es la habilidad de bloqueo. El Penitente puede ejecutar paradas y contraataques a gran parte de los ataques enemigos. Esta habilidad, que muchas veces se vuelve vital para avanzar, requiere de práctica y timing, pero una vez dominada es extremadamente satisfactoria. Si a eso le sumamos que el contragolpe a veces nos da la chance de ejecutar al enemigo en un movimiento especial, bueno, mucho mejor.

El resto es lo que cabe esperar: plataformas; obtención de ítems que te dejan llegar a lugares que antes no podías; avances y retrocesos; sidequest; aumento de nivel. Y sobre este último punto, cabe destacar el modo en el que podemos volver al Penitente más fuerte. Cada vez que matamos a un enemigo, obtenemos Lágrimas de Expiación, las cuales se usan como moneda de cambio para ítems y aumento de nivel (si, a lo Dark Souls y sus almas). El tema es que, cuando morimos y contra lo que cabe esperar, no perdemos las lágrimas. Esto es porque, no importa que tan fuertes nos volvamos, el juego acompaña y nunca se vuelve fácil. Siempre vamos a estar a un mal paso, un descuido, de volver a empezar.En resumen, una jugabilidad muy pulida. A eso le podemos sumar el mapeo del mundo que está muy bien logrado y es muy satisfactorio de navegar, a pesar de todas las dificultades que nos presenta en la búsqueda. O tal vez, precisamente por eso.

Soy fanático de Dark Souls y soy fanático de los Metroidvania, ¿qué puede ser mejor que este juego entonces? Difícil, pero sin llegar a ser frustrante en exceso. Con una jugabilidad muy pulida y agradable; un mapeo magnífico; y un trasfondo aterrador; no hay razón para no jugar Blasphemous si tenés ganas de un desafío. Sin dudas, uno de los juegos que más disfrute este año.

· La jugabilidad.

· El arte.

· El trasfondo.

· La música.

· Eventualmente se termina.