Análisis de Quantum Break - PC

La versión exclusiva de Windows 10 que llegó junto con la de Xbox One en abril, no tuvo el mismo fructífero lanzamiento que su par en consola. Además de traer problemas en algunas placas de Nvidia, también los usuarios de AMD (como su servidor, quien les escribe) atravesamos diversos problemas. En nuestro caso en particular, la falta de algunas instrucciones SSE en nuestro procesador, impidieron que el juego se ejecutara, directamente. Recién a los dos meses (si, DOS MESES) y con lágrimas en nuestros ojos, vimos finalmente la pantalla de inicio de esta nueva aventura de los creadores de Alan Wake.

Quantum Break (QB) es una aventura de ciencia ficción que se desarrolla en un lapso de un día en el cual el tiempo se fractura y debemos arreglar el problema para salvar al universo. Controlamos a Jack Joyce, quien decide visitar la Universidad de su hermano para encontrarse con Paul Serene, un científico obsesivo con el tiempo, quien parece haber encontrado la fórmula para los viajes temporales. Pero claro, la escena se repite como en la mejor película de Hollywood, y algo sale mal. Y en ese traspié ganamos unos poderes con los cuales podremos manipular el tiempo a nuestro antojo en nuestra cruzada por cumplir nuestro heroico destino.

El juego se desarrolla en tercera persona, donde la base de la acción recae en el uso de estos poderes, además de la ya conocida fórmula de las coberturas (automáticas en este caso) ya que se trata de un Third Person Shooter de alma. Jack puede crear campos de fuerza para repeler ataques de armas de fuego, puede correr a una velocidad sobrehumana para cambiar coberturas o realizar ataques cuerpo a cuerpo (solo usando este poder se pueden lograr estos ataques) o incluso puede crear una burbuja de tiempo, deteniendo todo lo que quede dentro de la misma (como soldados enemigos). También tendremos otros poderes a disposición según el momento. A la hora de investigar el entorno entre combate y combate, podremos usar un poder para encontrar el camino a seguir (el viejo y querido modo detective) mientras juntamos unos empalagosos documentos que narran las problemáticas de los personajes y que no aportan ni un gramo de interés a la historia principal (pero están ahí y son coleccionables).

Por si fuera poco, en ocasiones tenemos que combatir con el escenario mismo, ya que la fractura del tiempo ha repercutido en todo, logrando que objetos, calles, personas, vehículos y demás, se congelen. Jack puede volver el tiempo atrás y, por ejemplo, lograr que el portón de un estacionamiento se abra, trayendo del pasado la entrada de un camión al mismo. En el preciso momento que traemos el objeto, usamos nuestro poder para correr a velocidad de vértigo, sortear el paso del tiempo y entrar al establecimiento. 

La mecánica de juego de QB, combinando shooter clásico con el uso de estos poderes, es lo más acertado y divertido del juego. Más allá de las escenas donde deberemos resolver algún que otro "puzle" del tiempo, en el combate se hace imposible ganar sin usar estos poderes. La IA de los enemigos es bastante acertada, logrando que en ciertos espacios nos rodeen y nos superen en número. Es muy entretenido y hasta satisfactorio crear una burbuja donde congelamos algunos enemigos, mientras corremos de un lado a otro cambiando de cobertura, confundiendo a los rivales. Si bien la variedad de enemigos es más que cuestionable, pronto encontraremos algunos que imitarán algunas de nuestras habilidades, lo que logrará que debamos cambiar nuestra estrategia. 

Los poderes, que son mejorables con unos coleccionables repartidos por el escenario, tienen un uso temporal y dependerá de nuestra habilidad usarlos con prudencia si no queremos repetir la secuencia.

También hay zonas de tinte plataformero, donde deberemos encontrar el camino a seguir o la entrada de algún lugar, pero son lo menos interesante del planteo jugable de QB.

La historia de QB se desarrolla en conjunto con escenas pre-grabadas y una serie live-action con los mismos actores que pusieron la piel a los personajes. La misma, de tinte científica, es un poco engorrosa de a ratos, dejándonos cierta incertidumbre que logra superarse con el paso de los capítulos.

El gran problema es el corte abrupto que representa esta serie con los actores reales. Por más que el valor de producción se ve a años luz de muchos otros juegos AAA, la irrupción de la serie en vivo nos deja un sabor algo amargo y nos deja cuestionándonos si no hubiese sido mejor hacer algo separado al juego o simplemente no hacerlo en absoluto.

Las secuencias con actores reales se asemejan a cualquier serie que podamos ver hoy día en TV, en capítulos de unos 15 minutos que cortan de lleno el momento del jugador.

Entre las personalidades destacadas encontramos a Aidan Guillen (Game Of Thrones), Dominic Monaghan (Lost) y Shawn Ashmore (The Folowwing) quienes elevan la calidad narrativa con estupendas actuaciones.

De vez en cuando el juego nos pedirá que tomemos una decisión que podría cambiar el curso de la aventura, pero lo cierto es que en líneas generales, solo sirve para ver un momento distinto dentro de la historia. La secuencia final sigue siendo la misma, independientemente de nuestras elecciones morales, lo cual nos hace pensar, de qué sirve tener opción a elegir si el resultado es el mismo. Si el juego escondiese varios finales, la rejugabilidad estaría a la orden del día. Lamentablemente esto no es así. El trayecto en QB dura unas 8 horas aproximadamente. La única razón para rejugar la aventura es hacerlo en una dificultad más desafiante.

Técnicamente el juego es impecable gracias al nuevo motor de Remedy, Northlight. Los escenarios y efectos de luz son fotorealistas, eso sin contar una perfecta recreación de las caras de los actores que dan vida a los personajes. La sincronización labial (algo que siempre es un desafío para los programadores) está a la altura de lo visto hace un par de años en L.A. Noire (según mi criterio, un referente en este aspecto). Pero la guinda se la lleva el efecto de la fractura en el tiempo. Caminar en un caos temporal, con camiones partidos a la mitad, gente escapando enardecida y estructuras destruyéndose, todo congelado a nuestro alrededor, nunca fue tan placentero. Gracias al engine físico Digital Molecular Matter, creado por Pixelux, los escenarios tempo-apocalípticos de QB lucen increíbles y hasta insólitos, dada la novedad. En varias ocasiones tendremos que resolver algunos puzles que incluyen objetos moviéndose en un lapsus temporal cíclico y créanme cuando les digo que el efecto es de película.

El sonido también cobra otro color, dada la nueva propuesta gráfica, y es que todo este apartado está creado desde cero para cada acción que tomamos. No puedo dejar de recordar el efecto sonoro del "time dash" (la corrida supersónica) o cuando rebobinamos el tiempo, magistrales por donde se lo escuche. Pero en contraposición con esto, la banda sonora pasó sin pena ni gloria en esta aventura. Es, ahora mismo que escribo este análisis, que no recuerdo una sola pieza musical del juego.

QB es una aventura interesante con dosis de diversión encerradas en una nueva propuesta jugable que, en conjunto con una buena producción técnica, logran satisfacer hasta a el más exigente jugador. La historia sin embargo, algo confusa de a ratos, con cortes abruptos en la jugabilidad para pasar a un modo espectador, no logra redondear un juego que bien podría haber sido candidato al mejor del año.

Tal vez en una posible secuela.

· La jugabilidad.

· Los poderes.

· Técnicamente impresionante.

· Las actuaciones.

· Historia intrincada, a veces confusa.

· Los capítulos "live action" duermen.

· La banda sonora.

· Es corto.