23 de Febrero del 2022

Análisis de Total War Warhammer III - PC

Por fin llega la tercera entrega de Total War: Warhammer, con un estilo bastante innovador dentro de la franquicia.

Total War ya abarcó muchísimas temáticas, desde el Japón feudal hasta el mundo de Warhammer, pero este lanzamiento lo lleva un paso más allá. Esta tercera entrega trae montones de cosas a la fórmula, y lo hace muy, pero muy bien.

Primero que nada, la campaña está muy centrada en su historia; Ursun se encuentra capturado por el demonio Be'lakor, y ejércitos de distintos planos se lanzan a su búsqueda, algunos para salvarlo, otros para aprovechar su poder. Así, la conquista del lugar, si bien sigue siendo importante, pasa a un lugar un poco más secundario, mientras que el objetivo principal es alcanzar a Ursun. Periódicamente, a lo largo de nuestra aventura se abrirán grietas de las cuales saldrán ejércitos demoníacos. A su vez, podremos atravesar estas grietas con nuestras propias tropas, yendo a escenarios terriblemente únicos donde nos enfrentaremos contra los príncipes de los demonios y sus ejércitos poderosísimos. Tras derrotarlos, nos quedaremos con el alma del príncipe, lo cual nos acercará cada vez más a Ursun.

Las invasiones constantes y continuas incursiones a los territorios de cada príncipe nos obligarán a mantener un ejército principal fuerte y en constante crecimiento, que pueda soportar las oleadas de enemigos para llegar a destruir a los príncipes. A su vez, deberemos asegurarnos de no descuidar nuestros territorios, ya que los ejércitos de demonios podrán atacar mientras estemos yendo por las almas de los príncipes. Aún peor, las otras facciones pueden conseguir las cuatro almas necesarias para alcanzar a Ursun, algo que nos forzará a cambiar nuestra estrategia y centrar todas nuestras fuerzas alrededor de la prisión de Ursun para evitar que los oponentes se lo lleven. Todo esto lleva a una campaña extremadamente compleja en el mejor sentido, en la cual deberemos prestar atención en todo momento a los movimientos de los oponentes, pensar bien cómo reforzar y optimizar nuestras tropas, y ser diplomáticos según lo veamos conveniente.

Algo que tengo que mencionar sin falta es lo bien pensados que están los distintos escenarios; cada área se siente única, y la influencia de los cuatro Dioses del Caos en sus respectivas áreas es muy clara; así, por ejemplo, el territorio de Nurgle estará plagado de toxicidad, mientras que el plano de Tzeentch (conocido como "El Que Cambia Las Cosas") consiste en una serie de islas flotantes conectadas por magia, donde nuestro camino a la batalla final estará randomizado. Esto hace que las áreas realmente se sientan conectadas con el lore de Warhammer, en lugar de ser simplemente un campo de batalla y punto, además de que se vuelven realmente únicas y memorables.

Un punto muy fuerte de esta entrega es el tamaño que llegan a tener las batallas; cuando empecé a jugar (desde el prólogo, debido a que no tengo taaanta experiencia jugando Total War y quería aprender bien), las batallas parecían ser esta serie de enfrentamientos lentos y sencillos, con un par de tropas que parecían inmortales frente al doble de enemigos que morían como si nada. Pero así como la dificultad subió y subió, también lo hizo el tamaño de las batallas; tal vez los enemigos manden unidades más débiles, pero al hacerlo mandan hordas y hordas de ellas, logrando batallas de una escala increíble que se sienten extremadamente caóticas. Obvio que también hay unidades inmensas y poderosísimas, pero siento que donde el juego realmente brilla es en las batallas de mayor escala.

Algo que pensé que iba a ser negativo para el juego, y entiendo si algunos lo ven así, son las secciones de defensa de territorios. Las mecánicas más cercanas al género tower defense, donde reforzaremos nuestro territorio con muros o torres para frenar al enemigo, no son precisamente malas, pero estas formas de reforzar nuestra defensa no son tan efectivas. Los enemigos pueden venir desde múltiples ángulos, y penetrar nuestras defensas de forma que estas mecánicas pierden un poco de utilidad. Aún así, siento que es un buen desafío; en este juego tan caótico, estas batallas nos fuerzan a adaptarnos rápidamente y defender como podamos, algo que se suma al desafío de reforzar nuestro ejército principal mientras dejamos bien protegidas nuestras tierras.

Las facciones de Total War: Warhammer 3 son extremadamente interesantes. No sólo tendremos las facciones de los cuatro Dioses del Caos, sino también la de los Demonios del Caos, liderados por un príncipe de Kislev corrompido y convertido en un príncipe demoníaco. Esta historia del héroe corrompido se nos presenta en el prólogo de la aventura, algo que funciona como un excelente tutorial y nos da una introducción espectacular a la historia de esta entrega de Total War. Como si fuera poco, este príncipe demoníaco puede reclutar todo tipo de unidades, y es customizable, algo muy pero muy interesante. Esto no le quita valor a las otras facciones, claro está; tomar territorios con las fuerzas de los Dioses del Caos transformará las tierras, infectándolas con la influencia de estas facciones y transformándolas en lugares donde la corrupción es fácilmente reconocible.

Por último, dos fuerzas adicionales que aparecerán en este juego son los ejércitos de Kislev y Grand Cathay, los primeros centrados en la magia, el hielo, y osos gigantes, y los segundos centrados en dragones. Si bien a simple vista tal vez no son tan interesantes como las diversas fuerzas del Caos, siguen siendo dos ejércitos interesantes para probar.

El manejo de recursos en Total War: Warhammer 3 es bastante interesante. Los ejércitos necesitarán oro para mantener a sus unidades, algo que nos forzará a conquistar más territorio para poder obtener más recursos. A su vez, podemos establecer relaciones diplomáticas con otras fuerzas para optimizar nuestros recursos de forma más pacífica. Esto puede culminar incluso en la creación de puestos en conjunto con nuestros aliados, lo cual nos permitirá reclutar a sus tropas como parte de nuestro ejército. Aún así, mantener una relación positiva con nuestros aliados requerirá sacrificios, como ayudarlos a enfrentar enemigos, dejarles ganar una de las cuatro almas para llegar a Ursun, y demás. Esta dinámica de tener un objetivo común que nos pone en contra (liberar a Ursun), pero a la vez tener necesidades y oponentes en común que nos motivan a aliarnos, lleva a un sistema de diplomacia complejo e interesante, en el cual no faltarán las negociaciones, batallas, y traiciones.

Después de todo esto, sigo sin haber hablado del multijugador. Toda la campaña principal está disponible para uno o más jugadores, llegando a un máximo de ocho. Fuera de eso contaremos con dos campañas más para jugar en multijugador, las cuales son mucho más cortas; una de ellas, para tres jugadores, se centra en defender Kislev de hordas de demonios, mientras que la otra, de hasta ocho jugadores, va a una época en Cathay en la que no sólo los demonios causan caos, sino también los ogros.

Algo extremadamente positivo sobre el multijugador son los turnos simultáneos; al tomar sus turnos, los jugadores se moverán en tiempo real. Esto significa que una carrera por tomar un territorio no depende de turnos per sé, sino de quién clickea más rápido o está más cerca. Esto también se ve reflejado en el combate, donde los jugadores podrán unirse a las batallas a favor de cualquier facción, en cualquier momento. Esto significa que las batallas pueden volverse extremadamente caóticas y masivas de un momento a otro, sea a nuestro favor o en nuestra contra.

El gran problema del multijugador en Total War: Warhammer 3 son sus servidores; suele haber problemas con los mismos, causando problemas de conexión a los jugadores, aunque supongo (y espero tener razón) que esto se va a solucionar en el futuro cercano.

En cuanto al apartado audiovisual, Total War: Warhammer 3 es bastante bueno. Los escenarios, como dije antes, son influenciados por las fuerzas del Caos de forma increíble, y todas las unidades tienen diseños espectaculares. Aún así, siento que hay problemas con el LOD. Para quienes no sepan de qué hablo, algo que se suele hacer para optimizar recursos es reemplazar elementos que estén lejos de la cámara por versiones de menor calidad. De esta forma, se ahorran recursos sin que sea algo notable para el jugador. Lamentablemente, e imagino que es debido a la gran escala de las batallas, en Total War: Warhammer 3 muchos de los elementos bajan de calidad o desaparecen estando bastante cerca de la cámara, o lo hacen de forma poco sutil, lo cual puede distraer un poco. Es un detalle no más, pero quería mencionarlo.

Por otro lado, al hablar de sonido, Total War: Warhammer 3 cuenta con una banda sonora genial y efectos de sonido muy buenos, aunque las actuaciones de voz no me parecieron nada del otro mundo. Peeero sí tuve un ligero problema con los efectos durante las batallas: por algún motivo, me pasó muchas veces que los gritos de los soldados y demás sonidos del combate no se ejecutaban, matando bastante el clima de las peleas. Parece ser un problema aislado, afortunadamente, pero espero que se solucione dentro de poco.

Conclusiones

En resumen, Total War: Warhammer 3 centra su campaña en una historia interesante con un sistema complejo y desafiante, en una entrega extremadamente buena. Los problemas del servidor son algo lamentable que esperamos se solucionen rápido, pero el juego en sí es muy divertido por donde se lo mire.

Lo mejor

· El prólogo funciona como un excelente tutorial y una muy buena introducción a la historia.

· La campaña principal es muy divertida e innovadora.

· Los combates a gran escala son simplemente espectaculares.

· Los turnos simultáneos en el modo multijugador son algo muy interesante y divertido.

Lo peor

· Los servidores todavía tienen algunos problemas.

· El LOD parece requerir un poco más de pulido.

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