Gabriel Pizarro
Redactor
Gabriel Pizarro / Gabriel

Tenía una frase muy cool, pero se perdió y nunca volverá a ver la luz. Leer más »

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23 de Junio del 2021

Sonic The Hedgehog: 30° aniversario (primera parte)

Acompáñanos en un recorrido por la vida de uno de los personajes más queridos, y a la vez más dañados de la historia de los videojuegos

El ascenso


Comenzaba la década de los 90, y junto con la caída del Muro de Berlín, el neoliberalismo y la “muerte de las ideologías”, una fuerza parecía consolidarse en las casas de cada vez más gente: las consolas de videojuegos. Luego del crash del ´83, que parecía haber acabado con la industria, la empresa japonesa Nintendo decidió construir sobre las cenizas, y de la mano de Mario y la NES (nuestra querida Family) terminó por demostrar al mundo que a las consolas les quedaba un enorme camino por recorrer. Y por supuesto, con un éxito de ese tamaño, un competidor no tardaría en aparecer.

SEGA otra empresa japonesa con amplia trayectoria en arcades, empezó a incursionar en el mercado de las consolas con aceptable éxito, pero sin acercarse siquiera al gigante N. Sin embargo, cuando sacó al mercado su consola de 16 bits, la SEGA Genesis/Mega –Drive, parecía que por fin podían sacarle un buen pedazo de torta a su principal rival. Bueno, no fue así. A pesar de toda la tecnología y “blast processing”, Nintendo parecía inalcanzable. ¿Qué necesitaban para conquistar el mercado internacional y competirle de igual a igual a su rival? ¿Qué tenía Nintendo que SEGA don’t? Lo que tenía Nintendo era una mascota, un embajador de su consola. El valor de Nintendo era Mario, y era allí donde SEGA debía apuntar sus cañones.
El camino a la creación de esta mascota capaz de hacerle frente al todopoderoso Mario no fue sencillo. SEGA lanzó un concurso interno para crear un juego cuyo protagonista llegase a ser la cara de la empresa, y para ello, decidieron además que iban a enfocarse en el creciente mercado Estadounidense. No se andaban con chiquitas, querían ir por todo.
Aquí es donde entran la estrategia de negocios de Tom Kalinske, CEO de SEGA of America, y la visión creativa del artista Naoto Ohshima y el programador Yuji Naka. La idea principal de los desarrolladores fue la de un juego donde el personaje principal pudiese encogerse, hacerse una bola y rodar por los niveles, lo que fue aprobado por los ejecutivos de SEGA.
Al principio, la idea de Ohshima era un conejo que pudiese agarrar objetos con sus orejas, pero la animación necesaria resultaba demasiado compleja para la tecnología de la época por lo que fue descartado. Luego de deliberar sobre qué tipo de animal se ajustaría mejor a lo que necesitaban, el artista terminó por decidirse por una opción extraña: un erizo.
Tom Kalinske fue de gran importancia para la comercialización de Sonic en EEUU

Con esta idea en mente, lo que faltaba era desarrollar la personalidad. Kalinske no quería una copia de Mario, no le interesaba una mascota tierna. Necesitaban a alguien que se ajustara al espíritu de los ’90. Así fue que el artista japonés tomo inspiración de iconos de la época, como Michael Jackson para los zapatos puntiagudos de su personaje; o el expresidente de EEUU Bill Clinton por su actitud, y sumando algunas características físicas que denotaran fiereza, como un ceño fruncido (desafiante, no enojado) o una cabeza llena de púas que dieran la sensación de velocidad. Y por supuesto, no podemos olvidar el color azul de la marca. Así nació el hijo favorito de la época: Sonic the Hedgegog. Y ahora sí que SEGA podía decir que “Genesis does what Nintendon’t”.
Yuji Naka y Naoto Ohshima, los padres de la criatura.

El primer juego del erizo azul se lanza en 1991. La estrategia de Kalinske señalaba que este título debía incluirse con cada consola para poder mover unidades, lo que elevó las ventas de SEGA por el cielo y, por primera vez en casi una década Nintendo sentía que tenía a un competidor respirándole sobre la nuca.
Pero no crean que el magnífico diseño de Ohshima y la actitud noventera era todo lo que Sonic tenía para mostrar al mundo, sino que también estaban los fabulosos niveles desarrollados por el programador Yuji Naka, quién se inspiró en las vueltas de una montaña rusa para crear una experiencia totalmente original hasta ese entonces. Ya no teníamos a un personaje yendo del punto A al B en línea recta, con la ocasional plataforma. Sonic iba de un lado a otro, de arriba abajo, retrocediendo, saltando, rebotando, encontrando caminos alternos en niveles asimétricos, todo a la máxima velocidad que el “blast processing” de SEGA permitía. Y si encima le sumamos la música que, según la leyenda, fue compuesta por el mismísimo Michael Jackson, era seguro decir que no había nada como eso en la otra consola.
Cuenta la leyenda que Michael Jackson compuso música para Sonic. Resulta que Michael era un gran fan de SEGA y Sonic.

El resto del concepto de juego era simple, pero atractivo: el doctor Ivo “Eggman” Robotnik (un concepto de mascota que fue reutilizado como villano), con el propósito de dominar el mundo, busca las Esmeraldas del Chaos, pero tiene en Sonic a su principal enemigo. Con el propósito de detenerlo, Robotnik crea un ejército de robots (Badniks) utilizando a las criaturas del bosque como base, por lo que el erizo debe no solo encontrar las esmeraldas y detener al villano, sino salvar a sus amigos peludos. Otro de los elementos más interesantes del juego son los famosos anillos dorados, que funcionan como las monedas en miles de otros juegos pero que no sirven solo para el puntaje final, sino que también son los puntos de vida del erizo, de modo que mientras tenga anillos en su poder, no puede morir (salvo excepciones).

Al éxito absoluto de Sonic the Hedgehog lo siguió el año siguiente Sonic the Hedgehog 2, esta vez con la primera aparición del mejor amigo del erizo, el zorro de dos colas Miles “Tails” Prower. Si bien el juego en esencia era muy similar a la primera entrega, la inclusión de Tails (y con él, la posibilidad de jugar en cooperativo de a dos), así como los fantásticos niveles y un Sonic aún más rápido, dieron como resultado otro gran éxito para SEGA.
En 1993, con el lanzamiento en Europa de la SEGA CD (uno de los tantos adicionales que convertirían a la Genesis en una especia de monstruo de Frankenstein) llegó también Sonic CD, un título que no innovaba demasiado respecto a sus predecesores más allá de algunas mejoras gráficas y de sonido. De todas formas, al igual que los anteriores, fue un éxito de críticas y ventas.
Sonic supo adaptarse a las nuevas tecnologías con una gran aventura en "Sonic CD" 

El año 1994, sin embargo, sería el mejor para nuestro rápido amigo. Fue durante ese año que se lanzaron Sonic 3 y Sonic & Knuckles, un ambicioso proyecto que por su tamaño debió salir al mercado en dos entregas. Durante esta aventura, continuando directamente con el final de Sonic the Hedgehog 2, conocemos a un nuevo y popular personaje: Knuckles the Echidna, quién en un principio se enfrenta a Sonic creyendo que este quería robar las Esmeraldas del Chaos para luego unirse y enfrentar juntos a Robotnik. Sonic 3 es considerado el mejor de todos los juegos del erizo. No solo presenta excelentes niveles y gráficos, sino que además podemos jugar tanto con Sonic como con Knuckles, e incluso con Tails, cambiando algunas cosas de la historia y los escenarios. Knuckles tiene la particularidad de poder trepar y planear lo que permite una experiencia totalmente nueva de atravesar los niveles. Además, es en este juego en el que, al encontrar todas las esmeraldas, es posible transformarse en Super Sonic o Super Knuckles, la versión Super-Sayajin de los personajes.

Además de los juegos principales, hay que sumar infinidad de versiones para 8-bits y portátiles, así como spin-offs, todos con variados niveles de éxito. Pero en cuanto a los juegos principales de la franquicia, Sonic no hacía más que subir al punto de que en EEUU llegó a ser más reconocido por los niños que Mickey Mouse, un hito del que pocos personajes se pueden jactar.
Nada podía salir mal en lo que a Sonic se refiera: rápido y con actitud era el niño mimado de las consolas peleando codo a codo con el fontanero de Nintendo. Todo era color de rosa, hasta la llegada de los 32 bits y la aparición de un nuevo competidor en escena…


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