Análisis de Going Under - PS4

Es más que probable que las siete personas que componen el estudio Aggro Crab hayan tenido más de un problema laboral a lo largo de sus carreras. Going Under es el primer videojuego de esta desarrolladora, que no duda en camuflar toda una serie de críticas hacia las empresas y la explotación a sus empleados en un colorido y muy entretenido videojuego. Detrás de toda una idea que suena absurda, y de diálogos que parecen no tener sentido, existe un hermoso poema que lanza más de una realidad en las caras de los jugadores. ¿Intrigados? Veamos porqué.

Nos ponemos en el papel de Jackie Fiasco, cuyo apellido no le hace nada de honor leyéndolo en español. Es que, lejos de ser un fiasco, es una nueva empleada que llega como pasante a Frizzle para romper el molde, ofreciendo una gran labor. Pero esta empresa de bebidas, que debía ofrecerle un puesto en el área de marketing, la termina mandando a los pisos inferiores... donde hay otras startups que no andan muy bien. Y con esto quiero decir que se transformaron en monstruos que se atacan entre sí y se rehúsan a trabajar en armonía. Y esto a su vez se traduce en que cada piso se convirtió en una mazmorra generada de forma aleatoria, en la cual debemos causar destrozos para poner las cosas en orden... por más contradictorio que suene eso.

Hasta acá pareciera que estoy describiendo un juego muy serio, de puras oficinas y papeleo. Nada que ver, desde el área principal de Frizzle, hasta sus extravagantes personajes, todo rebosa de un estilo cartoon muy pintoresco. La trama va avanzando a través de los diálogos con este grupo de compañeros de trabajo y el líder, y se encuentran plagados de humor y frases desorbitantes, sin perder su tono de crítica. Going Under demuestra que no es necesaria tanta frialdad cuando el mensaje está claro.

Así es que Jackie acepta adentrarse en la primera mazmorra, y comenzamos a captar la onda del juego. Vamos a estar recorriendo dungeons generados de forma aleatoria, donde debemos avanzar a través de habitaciones de distintos tamaños, recorrer tres pisos y derrotar a un boss. ¿Suena fácil? Quizás al principio lo sea, e incluso parezca algo reptitivo, pero las cosas comienzan a tornarse complicadas. Para golpear a los monstruos, vamos a contar con una enorme cantidad de objetos que se agarran en los mismos escenarios. ¿Querés arrojarles cajas?, bien. ¿les querés partir un palo de hockey en la cabeza?, por supuesto que se puede. ¿Te copa más vaciarles un matafuegos encima?, todo tuyo.

Podemos llevar hasta tres "armas" encima, y cada una tiene su propio nivel de ataque, así que toca estar atentos e ir aprendiendo cuales conviene agarrar y cuales mejor dejar. A su vez, cada ítem puede aguantar cierta cantidad de golpes, rompiéndose en cuanto se supere. Toca ser ágiles y estar súper pendientes de no quedarnos con las manos vacías. Acá hay un detalle que me molestó, y es que cuando se rompe un arma sería ideal que automáticamente Jackie tuviera en sus manos la próxima arma equipada.

El sistema de combate es muy simple, pero las posibilidades que existen habiendo tantas armas lo hace muy divertido. Tenemos un ataque simple y otro cargado, y además podemos fijar a los enemigos y lanzarles lo que queramos. También podemos rodar para esquivar. Con esto deberíamos arreglárnoslas para avanzar... pero no, obviamente falta la frutillita del postre: las habilidades especiales. Going Under cuenta con decenas de habilidades que se encuentran en los mismos dungeons, sólo que en cada partida vas a ir topándote con diferentes, haciendo que las cosas cambien mucho. A veces va a convenir ser más pacientes y tácticos, y otras ser violentos y agresivos. Entre todas ellas tenés: que se agranden todos los objetos, que haya una probabilidad de que un enemigo se una a nosotros, electrocutar a quien nos haga daño, movernos más rápido al romper cosas... y un montón más.

Los roguelike con niveles generados proceduralmente suelen caracterizarse por ofrecer un progreso en el personaje, por más que no estemos saliendo victoriosos de los dungeons. Going Under logra esto a la perfección, porque quizás no estés llegando a derrotar el boss, pero sí cumpliendo submisiones y completando el uso necesario de alguna habilidad para poder fijarla. Si, una vez que usemos las habilidades lo suficiente, vamos a poder elegir una sola para tenerla de arranque en los dungeons. Es doloroso que sólo haya un espacio, pero también tiene sentido. Además, si cumplimos los recados de nuestros compañeros, tienen beneficios para darnos, aunque también podemos equipar sólo a uno de ellos. Como verán, el juego tiene mucha personalización y mejoras para ofrecernos, lo cual logra que no te estanques. Y ninguna habilidad realmente te garantiza el triunfo, están bien balanceadas.

Cada intento por superar los infernales tres pisos puede durar unos quince minutos, lo cual lo hace interesante para quien busca partidas rápidas. Obviamente la historia va avanzando, y éstos dungeons se complican más, aunque no hay un gran número de diseños diferentes en cuanto a lo visual. En ellos también hay eventos especiales y opcionales, que podemos dejar pasar o intentar a cambio de una buena recompensa. Y también hay salas especiales donde hacer compras, recibir nuevas habilidades, o incluso maldecirnos a cambio de mejoras. Toda una ensalada de opciones que hacen cada recorrido único.

Going Under es un gran roguelike, que goza de mucho carisma e identidad. Tiene un gran sentido del humor, y a su vez logra dejar un mensaje claro, criticando a las empresas y su explotación laboral. Es divertido, desafiante, tiene un montón de posibilidades y siempre dan ganas de un intento más. Gran primer lanzamiento de Aggro Crab, definitivamente jugaré sus próximos títulos.

· La mezcla justa entre humor y crítica.

· El estilo cartoon le queda perfecto.

· La progresión del personaje, con buena personalización y balanceo.

· La jugabilidad es más bien sencilla, con algún que otro detalle a mejorar.

· En cuanto a diseño visual, los dungeons no son demasiados.